Una historia.
Exposición sobre una expedición polar
Hay tres tipos de hombres: los vivos, los muertos y los que se echan al mar - Aristóteles-
“¿Y qué hay de los hombres que se echan al mar en globo?”- Esto debió pensar Andrée de sí mismo y de sus dos compañeros mientras observaba el globo, inmóvil, como una ballena varada, descansando sobre un témpano de hielo a la deriva.
El 11 de julio de 1897, Salomon August Andrée, Knut Frænkel y Nils Strindberg despegaron en su globo, El Águila, desde el archipiélago noruego de Svalbard, con el objetivo de alcanzar el Polo Norte. Este globo, ideado por Andrée, debía ser dirigido mediante un sistema de cables de arrastre y velas. Su mecanismo, nunca antes probado, resultó ser un fracaso anunciado. Tres días después de sobrevolar sin rumbo el mar Artico, deciden aterrizar forzosamente sobre una banquisa desde donde trazan un nuevo plan: caminar hasta encontrar tierra. Durante los tres meses siguientes, arrastraron una barca y trineos llenos de provisiones pesadas sobre un trozo quebrado de hielo, hasta que chocaron contra la isla de Kvitoya.
30 años después sus cuerpos fueron encontrados junto a varios carretes fotográficos de Nils y un diario de a bordo.
La historia de cómo 3 ingenieros suecos intentaron cruzar el polo norte en globo, fue el primer proyecto que publiqué para National Geographic. Como parte de la investigación, realicé varias acuarelas tomando como referencia las fotografías que Nils tomó y que forman parte de la infografía publicada en la revista en el año 2015.
Esta exposición es una serie de escenas, algunas ficticias y otras basadas en las fotografías de Nils, que tratan de reconstruir esta expedición.
Anna Charlier era la prometida de Nils Strindberg, el fotógrafo y explorador más joven de la expedición. Durante todo el viaje, guardó con él un amuleto, un mechón de pelo de Anna, una entrada de una exposición a la que fueron juntos el día antes de partir y una foto de ella. Nils le escribió cartas y ella le esperó durante 13 años hasta que rehizo su vida.
Ella nunca le olvidó. Le entregó su corazón:literalmente.
En su testamento dejó escrito que su cuerpo permaneciera con su familia, pero que su corazón fuera incinerado y guardado en una caja de plata para enterrarlo junto a los restos de Nils el día que volviera.